domingo, 28 de octubre de 2007

Empiezan mal las elecciones en Argentina

Las demoras son más notorias en Buenos Aires, la capital federal y su cinturón urbano
El voto es obligatorio y en estos comicios también pueden votar los presos procesados
El 92% de los mesas carecían de presidente y vicepresidente hasta el jueves pasado
Para ganar hay que reunir el 45% de los votos o el 40% más 10% sobre el segundo
JUAN IGNACIO IRIGARAY

BUENOS AIRES.- Por la ausencia de autoridades en muchas mesas electorales -presidente y vicepresidente- hay retrasos en el inicio de las presidenciales argentinas. La Junta Nacional Electoral declaró abierto los comicios a las 08.00 hora local (12 en España) pero después de dos horas aún algunas mesas ni siquiera se habían constituido.

Las demoras son más notorias en Buenos Aires, la capital federal y su cinturón urbano, donde los electores forman largas filas y aguardan su turno para ingresar al cuarto oscuro. El voto es obligatorio en Argentina y en estos comicios -los sextos desde la restauración de la democracia en 1983- también podrán emitir su sufragio los presos procesados, no los condenados.

En los últimos días, la Junta Nacional Electoral envió 17.751 telegramas de citación a ciudadanos para que cumplan con su deber cívico de actuar de autoridades de mesa. Pero de esos telegramas, 15.249 fueron devueltos por no haber podido ser notificados. Esto significa que el 92% de las mesas carecían de presidente y vicepresidente hasta el jueves pasado.

El presidente Néstor Kirchner votó a media mañana en una escuela de su ciudad natal, Río Gallegos, provincia de Santa Cruz (sur patagónico) junto a su hijo mayor, Máximo.

Poco más de 27 millones de ciudadanos tienen cita con la democracia para elegir al nuevo presidente de la Nación y vicepresidente, que gobernarán el país en los próximos cuatro años, hasta 2011. También optan entre postulantes a diputados y senadores -se renueva la mitad de las cámaras- y a gobernadores de ocho provincias; entre centenares de cargos electivos.

La candidata favorita del electorado para ocupar la Casa Rosada, según todas las encuestas, es la presidenciable del oficialismo, Cristina Fernández de Kirchner, 54 años, primera dama y senadora peronista. Los sondeos vaticinan que la esposa del saliente presidente peronista Néstor Kirchner se impondría con más del 40% de los votos y a mucha distancia del segundo, unos 25 puntos. Concretamente, los últimos indican que podría captar entre un 41,7% y un 49,4% de los votos.

De escolta quedaría la socialcristiana Elisa Carrió; tercero, el también peronista Roberto Lavagna; y cuarto, el aún más peronista Alberto Rodríguez Saa, según los estudios. El peronismo, en efecto, presenta tres presidenciales por otras tantas facciones internas y la oposición no peronista, al fragmentarse, facilita la faena al oficialismo.

Para ganar los comicios en primera vuelta, los postulantes presidenciales deberán reunir el 45% de los sufragios o el 40%, con un 10% de diferencia sobre el segundo más votado.

Cristina opaca la campaña
La unanimidad de las encuestas en señalar a Cristina Kirchner como probable ganadora ha opacado la campaña electoral. Los argentinos siguieron aburridos y con apatía el desfile proselitista: sólo tres de cada 10 ciudadanos mostraron interés en la carrera presidencial, dicen los analistas. La negativa de la candidata oficial a debatir en televisión con sus contrincantes tampoco ayudó a levantar los ánimos.

Si las urnas confirman el pronóstico, será la primera vez en la historia mundial que un presidente en actividad -Kirchner- traspase el poder a su consorte -Cristina- e inaugure así un modelo político de continuismo familiar. Por eso muchos argentinos -en teoría, ciudadanos de una república con democracia representativa- se alarman frente a la posible "dinastía Kirchner".

El dato positivo es que Argentina celebra su sexta elección presidencial desde que en 1983 recuperó la democracia, después de seis décadas con intermitentes gobiernos civiles -de escasa legitimidad- y dictaduras militares, la última de las cuales castigó a la sociedad con la 'guerra sucia' del terrorismo de Estado y dejó el saldo 'negro' de 30 mil desaparecidos.



Cartel electoral de la candida Cristina Kirchner. (Foto: AP)
En el último lustro, el país ha venido recuperándose de la debacle general que sufrió en 2001 y 2002, cuando el Estado quebró sus finanzas y decretó el cese de pagos de sus deudas. Para no honrar sus deudas instauró el 'corralito' en las cuentas de los bancos, apropiándose de los depósitos de la gente, en lo que el 'Washington Post' bautizó como "el mayor atraco bancario de la historia".

Gracias al alto precio internacional de la soja, más otros granos y oleaginosas, la economía argentina vive un rebote de crecimiento -9% anual, dice el Gobierno-; hay superávit fiscal y a la vez comercial -algo inédito aquí-; y se redujeron el paro y la pobreza, aunque ésta aún alcanza a casi el 30% de la población. Peligrosamente la inflación reapareció en el mercado al 20% anual, según estudios independientes

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