¿Cómo es estar lejos?

Seguramente muchos de Vds. se preguntarán: ¿cómo es estar lejos? ¿Vale la pena que me vaya?

La pura verdad es que, mi caso, fue algo particular, dado que no me vine exiliado, sino por propia voluntad. Vine con un trabajo bueno y, con la posibilidad de volver -casi- cuando quisiera.

Por otra parte al llegar, en el proyecto en el que trabajaría, había tres argentinos más -uno casi español ya, pero bueno-. Además, y esto no es cosa menor, yo vine con mi passaporto italiano, con que, nunca fui un alien -más bien, y parafraseando a Sting, un legal alien-.

El proyecto terminó abruptamente, pero yo decidí quedarme. Gracias a Dios, y sin que yo me lo mereciera, me tocó, tanto en el curro como en la vida, tratar con la mejor gente del mundo, lo que hizo que todo fuese más fácil.

La pura verdad es que no sé si es porque aún no se me ha pasado en enamoramiento con la Ciutat Comtal, o que tuve la suerte de encontrar excelentes personas aquí en Catalunya -nada que ver con lo que me decían de los catalanes antes de venir-, o no sé qué, pero aún no he sentido esas ganas de volver, esa añoranza suprema del terruño natal. Es más, creo que podría decir que Barcelona es, ahora, mi nuevo terruño.

¿Quiere decir todo esto que es fácil estar lejos? PARA NADA. Nada más lejos que eso. Es verdad que puedes tener la suerte de encontrar gente maravillosa cerca tuyo -y de hecho yo lo hice-, es verdad que puedes comprarte cosas que allá no podías, que llegas a fin de mes mejor de lo pensabas y todo esas cosas. Pero, primero, eso no le pasa a todo el mundo y, segundo y principal, con todo eso no haces nada. Cuando llega la noche y estás solo, o cuando no tienes ganas de hacer nada pues solo no vale la pena, es ahí cuando te das cuenta que te falta algo.

Claro que sí, la gente de la que me rodeé es genial -y con eso me quedo corto-. Claro que son excelentes personas y amigos -dado que, para mí, son mucho más que simples compañeros de curro-. Pero, lo que sucede es que, cuando yo llegué acá ellos ya tenían una vida y, como decimos con Leonel -amigo de Argentina-, a esta altura de la vida y, justamente por eso, es difícil hacer amigos. Por ende, ellos ya tienen sus amigos, sus cosas, sus vidas y, por más buena gente que sean, no puedo pretender que cambien todo por mí.

Por otra parte, no muchos tienen la suerte de encontrar un trabajo bueno, gente buena y de llegar y ser recibidos con los brazos abiertos. Además, y esto no deben olvidarlo, yo vine con todos los papeles en regla. Así todo, cuando me hicieron efectivo y tuve que hacerme cargo yo de la vivienda, me costó sangre encontrar algo. Dado que, lo bueno es muy caro y, por otro lado, siempre te piden contrato, nómina y cosas que yo no tenía al no ser aún empleado.

O sea, si dejamos de lado mi caso algo especial, venirse al otro lado del mundo, tiene sus bemoles. Tiene cosas buenas, pero tiene otras que no son nada agradables.

Me parece a mí, desde mi humilde opinión, que antes de venirse -a Europa, o antes de irse a ningún lado- hay que sopesar bien todos los puntos y, como siempre, tener bien en claro cuál es el objetivo que queremos conseguir...

Me parece importante destacar el problema grande que representa el Idioma. Si bien aquí se habla Castellano [aunque hablen Català, el 99% de la gente habla Castellano también y, no tienen problema de cambiar cuando tu no les hablas en Català], pero si se van a Italia, Francia, Inglaterra, Holanda, etc., tengan en cuenta que el idioma es un gran limitante. Y se los digo desde la experiencia, dado que aún siendo bilingüe -Castellano e Inglés-, estando en Bruselas he tenido mis problemas comunicándome con alguna gente, por ejemplo, para comprar el almuerzo, lejos del centro turístico-.